Últimamente he pensado que si Dios me llamara ya a estar con Él en su gloria, yo estaría totalmente listo. Claro, pienso en toda la felicidad que Dios me ha dado con la esposa más maravillosa y el hijo más increíble y también en el resto de mi familia y amigos (aunque ya no tengo tantos) y su amor por mí; el trabajo que disfruto, los otoños que me encantan, el plátano maduro y el bocadillo con queso. Hay muchas cosas que me gustaría disfrutar un poquito más mi vida en esta tierra que tenemos ahora. Pero en medio de mi imperfección, teniendo el deseo de acercarme a la perfección de Jesús y su bondad y amor, he visto que he fallado. He juzgado a otros “sin querer queriendo” y la frustración me desmotiva cuando encuentro familia, amigos y colegas que prefieren estar sin Dios. Títulos universitarios, Másteres y Doctorados ganados a punta de hablar bobadas parecen más importantes que una vida eterna llena de felicidad. Está científicamente comprobado que simplemente al creer que exist